Elredo enseñó lo que vivió. Como monje se entregó con todo su ardor a vivir el ideal monástico tal como lo encarnaba la joven familia cisterciense. Y como abad tuvo siempre una conciencia muy clara y un propósito firme de edificar a sus hermanos. Los más de 180 sermones que nos han llegado de él son un testimonio fehaciente de su celo pastoral. El interés de estos sermones está en el plano concreto de una vida de hombres comprometidos en el seguimiento de Jesús en la vida monástica, pero que siguen sujetos al peso y a las tentaciones de una carne de pecado. Por eso Elredo no se cansa de suscitar el fervor de sus hermanos, sirviéndose de la Escritura. Sermones dirigidos a sus monjes, pero de plena actualidad y validez para cualquier persona comprometida en una vida cristiana.
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