Orar ha sido siempre un complemento espiritual en la vida de todo ser humano. Y sin duda una pregunta que como padres nos hacemos es ¿cómo enseño a orar a mis hijos? Desde pequeños podemos modular la conducta de nuestros hijos, y enseñarles a orar es muy fácil.
Basta con escoger la hora de las comidas o mejor en la noche, antes de dormir, para crear en los niños esa comunicación necesaria con el Ser Superior.
¿Qué decir cuándo enseño a orar a mis hijos?
Todo padre que busca fomentar la espiritualidad en su familia, se pregunta qué decir cuando enseño a orar a mis hijos. Puedes comenzar por dar gracias a la vida, a Dios por todo lo lindo que nos ha dado; ya que en medio de las dificultades podemos aún comer, estudiar, vivir, sentir y sobre todo respirar.
Orar es conversar como lo hacemos con un padre, un hermano, un amigo o simplemente rezar una oración, pedir algo que deseamos. Lo importante es enseñar a los niños a ser agradecidos y a valorar las pequeñas cosas de la vida. “Alégrense en la esperanza, muestren paciencia en el sufrimiento, perseveren en la oración”. (Romanos 12:12)
¿Podemos pedirle algo a Dios cuando oramos?
Sí, Dios siempre nos escucha y pedirle algo, de todo corazón, dará sus frutos más temprano que tarde. Pedir, además de agradecer, son acciones que nos llevan a una comunicación perfecta con Dios.
Él, en su infinita misericordia contestará a nuestras oraciones, además de que nos cuidará y señalará el camino que debemos recorrer y de qué manera hacerlo. Orar es una práctica que le dará a nuestros hijos y a nosotros, un seguro de tranquilidad y armonía con la vida.
Por eso, hoy y siempre, orar es una necesidad y la mejor manera de estar en contacto con Dios. “Dedíquense a la oración: perseveren en ella con agradecimiento”. (Colosenses 4:2).